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Israel ben sión versus los salame's de Gaza
Por Mario Linovesky
mariolino@bvconline.com.ar
Aclaración preliminar:
Salame: popular apellido árabe
Salame: en la zona rioplatense, individuo relativamente imbécil o tonto

Cuando los miembros de la familia Ben Sión inauguraron su vivienda en el sector mesoriental costero de la cenagosa geografía, produjeron una convulsión vecinal nunca antes vista por aquellos lares. Si bien no eran nuevos en la zona puesto que muchos de sus parientes moraban allí desde tiempos inmemoriales y, según rezaba la historia, también sus lejanos y directos ancestros habían vivido en aquella barriada hasta que ciertos matones los echaron y luego otros matones se instalaron depredándola cada uno cuanto más pudo, el ruinoso terreno donde volvieron a construir su casa debieron recomprarlo y pagarlo a muy buen precio a dudosos propietarios (precio además desmedido según algunas inmobiliarias neutrales) y en ese lugar, con muchísimo trabajo, levantaron el edificio que sería su futuro y definitivo albergue y cobijo.
Israel Ben Sión se contaba entre los componentes de esa tradicional estirpe. Quienes lo conocieron por aquellos tiempos, vislumbraron en él a una persona comprometida con cuanto acometía y se sorprendían del entusiasmo que ponía en cada uno de sus emprendimientos, que siempre terminaban coronados por el éxito. Pese a que ni para él ni para su familia las cosas les habían sido fáciles durante su larga ausencia del lugar. Porque si bien sus integrantes eran en primer término gente asaz hacendosa así como solícita, y también abundaban en ese linaje literatos, músicos y científicos, había gente que no los quería dejar vivir en paz en razón de que los precedían unos malévolos antecedentes inventados, pero terribles. Por tal causa los Ben Sión habían sido objeto de malos tratos en la mayoría de los sitios en los que pretendieron afincarse, los que debieron abandonar con premura, quienes pudieron, cuando las cosas se les pusieron difíciles. Aunque algunos de ellos en ciertas oportunidades consiguieron eludir el desalojo y destacaron en sus diferentes profesiones y artes, promoviendo el aplauso o agradecimiento de sus ocasionales públicos y/o beneficiarios.
Del mismo Israel se decía que el joven habría de convertirse en el futuro en un consumado ajedrecista, dados sus antecedentes como virtuoso en el arte de mover y disponer los trebejos, habilidad con la que entre otras muchas, destacó desde muy niño. Pero…
Esta historia relata el porqué en vez de seguir esa prometedora carrera, Israel debió ejercitarse, hacerse de un físico poderoso y dedicarse a la "lucha libre", cosa impensada para ellos por cuanto todo su núcleo familiar consagraba normalmente sus afanes al comercio, o si no a cualquier otra cosa que rayase con la cultura y la reflexión. Una profesión indeseada la lucha pues, a la que lo obligaron ejercer sus vagos y mal entretenidos vecinos, los Salame, quienes sin otro argumento más que el de la fuerza, se auto proclamaban dueños del predio cuya tenencia le cuestionaban. Así, no bien Israel puso el primer ladrillo de su nueva -antiquísima- morada, cinco de los Salame lo atacaron pretendiendo expulsarlo del lugar. Esa fue la primera lucha que el aun enclenque Israel, un verdadero novato en esas lides, debió enfrentar, no obstante lo cual triunfó en la misma y puso a sus agresores en fuga.
Con todo, derrotados y con el rabo entre las patas, los Salame no renunciaron a sus pretensiones y volvieron a atacarlo una y otra vez, situación que llevó a nuestro hombre a tomarse en serio esto de la lucha, ya que vislumbraba que no se los sacaría fácilmente de encima. Y, a medida que iba tomando un volumen corporal cada vez más imponente, entretanto recibía acometidas que de vez en vez se volvían más traicioneras y letales, así y todo salió triunfante de la totalidad ellas.
Hasta que llegaron, hace poco, a un enfrentamiento de fuste, aún cuando Israel buscó por todos los medios de eludir dicha pelea. Cansado de soportar que durante mucho tiempo sus vecinos le lanzasen piedras como si fuesen misiles a voluntad, teniendo en vilo a su familia y lastimando a algunos, Israel Ben Sión reaccionó con violencia y solo, absolutamente solo, se enfrentó al matón de los vecinos: Ismail El Salame. Y fue a pelear a la casa de ese vecino, en un cuadrilátero lleno de irregularidades, madrigueras y baches, donde confirmó que El Salame no estaba dispuesto a pelear según reglas preestablecidas, sino con todo el bagaje de trampas que pudiese acarrear a su favor. En primer lugar comprobó que los Salame habían congregado un multitudinario público enteramente parcial para alentarlos y defenderlos. Así como parcial era la prensa oral, escrita y televisiva que cubría el evento, toda gente de su palo. Pero con todo y de tal modo, Israel dio comienzo al lance, por primera vez desestimando las consecuencias de enfrentarse a una opinión plagada de preconceptos.
Momento en que nuestro hombre corroboró además que no lucharía personalmente contra Ismail, el "compadrito" de los Salame, ya que éste tenía fama de ocultarse cuando las papas quemaban y hacía que lo reemplacen jóvenes a los que había fanatizado y que seguían a pie juntillas cuanto él les ordenaba. Si confrontó a cambio contra un enmascarado, al que de entrada nomás dio una paliza fenomenal y asoló sin atenuantes. Siendo éste reemplazado enseguida por otro enmascarado, que corrió con idéntica suerte. Entró otro y otro más, que así como entraban sanos salían maltrechos, motivo por el cual empezó a influir el público gritándole obscenidades al que desde un principio fue el indudable ofendido. Además, a cada golpe de Israel, el enmascarado de turno levantaba a algún niño que "curiosamente" estaba en el lugar del combate y hacía que ese niño recibiese el puñetazo. Y la platea se sensibilizó, reflotó en su memoria las mentiras que le habían inculcado sobre Israel y algunos libelos que sobre él circulaban y le exigió que parase el combate, acusándolo de atacar a niños, mujeres y ancianos.
No se supo quien, pero alguien del entorno o amistad de Israel lo convenció sobre la conveniencia de parar el evento, visto que los Salame's evidenciaban estar muy mal golpeados. Y el luchador, que en cada triunfo suyo se vio acorralado por parcialismos, hizo caso a tales recomendaciones y se retiró de la arena sin acabar la tarea totalmente.
Así, puerilmente, Israel Ben Sión se retiró a su casa, pero dejando claro que en un próximo ultraje que recibiese, su reacción sería muchísimo más severa, mientras que los Salame por ahora no lo molestan demasiado aunque no dejan de amenazarlo, entretenidos como están masticando su impotencia y lamiéndose las heridas. Hasta cuando, se verá. Pero este conflicto, parcialmente dirimido por las partes, despertó contra la familia de Israel una cantidad de manifestaciones de profesionales judeófobos a través del mundo entero, quienes pagados con petrodólares destinados a tal fin arremeten contra ella; resaltando (y vale la pena resaltarlo), las que ocurrieron y ocurren en Argentina, donde el antisemitismo despertó con especial virulencia.
Y esto no es cuento, por lo que se recomienda mantenerse alerta a lo que están pergeñando estos nazis profesionales.
Noticia para este boletín: apenas Israel se retiró del teatro de los combates, Ismail Haniye*** el "Salame", cuyo escondite era tan bueno que ni él mismo sabía donde quedaba, tras cerciorarse que ningún soldado hebreo hubiese quedado rezagado ya que él personalmente tendría entonces que "hacerse cargo de escarmentarlo", se abalanzó a los micrófonos que con tanta soltura y beneplácito suele otorgarle la prensa occidental y, con verdadera voz de malo, anunció el triunfo de Hamás en esta guerra; triunfo que el presidente sirio agigantó enseguida, calificándolo de "aplastante". Estas declaraciones de cuño típicamente árabe-fundamentalista trajeron tranquilidad a su oponente judío, ya que con otro triunfo así, Hamás desaparecerá para siempre de la faz de la tierra.
Como de costumbre, cualquier parecido de este cuento con la realidad no es parecido, sino que es la realidad misma.
***Ismail Haniye: hombre que llegó al máximo liderazgo del Hamás gracias a su invalorable solidaridad y probidad combativa, dándole la comida en la boca y limpiándole las babas al cuadripléjico Jeque Yassín, hoy ardiendo en el infierno de Aláh.


Abril 2009 - Nisan 5769
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